Carta enviada al señor Director de la Revista Semana por parte del CGA
¡La Inteligencia es un problema!
Señor director
Definitivamente la inteligencia es un problema para los bandidos de todas las calañas. Es la diferencia entre ejercer libremente sus nefastos negocios criminales o tener encima a las autoridades.
La historia de la inteligencia en Colombia es de glorias y penurias. Las mejores operaciones militares y policiales han sido posibles gracias a ella, también la recuperación del país en las peores épocas de la narcoguerrilla cuando, ya no nos acordamos mucho, estábamos presos en las ciudades y tomar una carretera era más riesgoso que salir sin tapabocas y meterse en una multitud en tiempos del corona virus.
Las amenazas a la inteligencia son de adentro y de afuera y, claro, el platillo predilecto de algunos medios de comunicación. Cualquier escándalo vende y sube el rating, al fin y al cabo son muchos los interesados en que se desprestigie, pero sobre todo que se le limite. Una inteligencia con las manos amarradas garantiza que la seguridad del Estado quede expuesta y que las autoridades no tengan como prevenir ni anticiparse a los hechos.
Aunque pienso que las intenciones de su prestigiosa revista son solo las de informar, veo con mucha preocupación que los enemigos internos y externos de la inteligencia encuentran terreno minado para llevarles información que pueda generar escándalo y alcanzar así sus fines perversos. Saben ellos que ustedes no ahorrarán esfuerzo en magnificar los errores y las equivocaciones.
La inteligencia es algo tan delicado, pero tan necesario para cualquier nación, que hay que cuidarla, protegerla y hacerla cada vez más importante. No digo tapar ni esconder sus faltas, pero sí darles el manejo que deben tener en la confidencialidad y sin escándalos. Quienes conozcan de algún desvío o exceso, seguramente gente de adentro, deben denunciar de inmediato; los canales existen y su deber se los exige, pero preferir salir a dañar a toda la comunidad de inteligencia y por ahí derecho desprestigiar a la Fuerza Pública es, ante todo, una afrenta a la seguridad nacional.
Que se investigue, se juzgue y se sancione; así tiene que ser, cero tolerancia con los excesos y las equivocaciones. Pero permitir y propiciar escándalos con algo tan necesario y delicado es un error que nos puede costar muy caro a futuro cuando veamos el delito sin control, los bandidos haciendo de las suyas, la corrupción rampante y lo peor, la soberanía en entredicho.
Atentamente,
Vicealmirante (Ra) LuisAlberto Ordóñez Rubio. Ph.D.
Presidente del Cuerpo de Generales y Almirantes en retiro de las FF.MM de Colombia