Álvaro Uribe Vélez
Mi proceso lo filtraron selectivamente, lo debieron haber filtrado todo. No filtraron a un periodista sino al enemigo preciso, que acomodaba publicación. No cambiaron magistrados.
Magistrado ponente filtró ponencia de la Corte Constitucional que negaba diferencia entre indagatoria e imputación. Y al preciso, quien transmitía la audiencia.
Quedó impune la violación del reglamento. Magistrado reconoció que Santos lo llamó.
Me puso preso un Magistrado que fue contratista de Santos en el proceso de La Habana, además colega de trabajo de la esposa del Senador Cepeda. No importó la
“imparcialidad objetiva” por la cual separaron de mi caso a la magistrada Cristina Lombana, quien estaba en el ejército durante mi ejercicio presidencial. No nos conocimos ni tuve mando directo sobre ella. El Consejo de Estado en tutela confirmó la separación del caso.
Me acusó un fiscal nombrado y promovido por el doctor Montealegre. Me acusó a pesar de nuevas pruebas en mi favor. La víspera de formalizar la acusación me sumó el delito de soborno a la ex fiscal Hilda Niño, quien ha acusado al doctor Montealegre. Esa adición facilitó la postulación como víctimas de los doctores Montealegre y Perdomo. El fiscal no ocultó su rabia conmigo, la expresó en audiencia y la señora Juez le llamó la atención.
Presentamos recusación y dijeron que no procedía porque ya estaba en otro cargo, lo que se había anunciado desde antes. El fiscal se fue y yo seguí en juicio. Presentamos tutela sobre la recusación por falta de un fallo de fondo.