Al finalizar el año, hacemos balances y escribimos propósitos para el año venidero; recordamos sueños cumplidos, metas frustradas y tareas inconclusas; pero además de todo eso, no olvidemos dar gracias desde el fondo del alma por cada bendición de Dios, por permitirnos unas veces ganar y otras aprender, por darnos esta Patria grande, mágica y maravillosa a la que no renunciaremos, por darnos vida y con ella capacidad de lucha y por lo tanto, esperanza.
2017 fue un año difícil, pero después de tanto recorrer, escuchar y compartir con mis compatriotas, tengo la certeza de que vendrán tiempos mejores, porque en los ojos de cada uno vi el amor por sus familias, por esta tierra y esa voluntad inquebrantable de lucha.
2018 será el año de la esperanza, de la unión entre todos los colombianos para forjar la Patria que merecemos, será el año en que demostraremos una vez más, la grandeza de nuestro pueblo.