Por: JHON LENIN PUMAREJO*

«Los grandes gobiernos que sirven, son los que viven en campaña. Porque gobernar implica un enorme y permanente compromiso con la ciudadanía». Esta sencilla frase que parece un lugar común, pasó a ser celebre por cuenta del político más popular en latinoamérica en el primer cuarto del siglo XXI: Álvaro Uribe Vélez.

Cuando en Colombia y el hemisferio americano, cada día de gobierno es sinónimo de impopularidad y cuestionamientos desde la opinión pública, Uribe inauguró para todo un país un modelo infalible de éxito, a partir de una premisa que arrasa y despierta sentimiento de amor: ser claro con lo que se dice aunque a muchos sectores no guste, tener valor civil para defender líneas fundamentales de gestión, y saber comunicarle al pueblo lo que se hace a diario. Uribe se inventó un nuevo «parlache filosófico-político», como el de los 3 huevitos que todo el mundo entendió: 1. Seguridad Democrática, Confianza Inversionista, y 3. Cohesión social.

Desde el movimiento gaitanista, que es igual a decir caudillismo con Allende en Chile, revolución con Fidel en Cuba, y nacionalismo con Torrijos en Panamá; jamás habríamos de imaginarnos en Colombia un nuevo lenguaje de gobierno, un diálogo público más sencillo, más cotidiano, más ciudadano. Es precisamente aquel que inauguró Álvaro Uribe, y con el que logró transformar la ciencia política despojándola de tecnicismos, de teorías insulsas, mundos abstractos, y burbujas de «babas» en las que nunca cabía la gente del común.

«Esta carnita y estos huesitos», ingresó muy pronto a la galería de los dichos populares, convirtiendo a Uribe en una estrella de moda que alimentó las letras de los éxitos musicales decembrinos. Como puede pasar, que el político, el gobernante, el de las medidas que gravan con impuestos a la gente, se entronice de manera tan versátil en los corazones de la gente común y corriente. Increíble!, que su dimensión física diminuta, contraste desde entonces con su alma universal, y su gigante corazón que irradia valor civil, lealtad y fidelidad desbordadas, hasta arrastrar con pasión irredenta unos ideales, un esfuerzo, y enseguida otro esfuerzo mayor, promoviendo y convenciendo que se puede cambiar estructuralmente el estado de cosas. Por eso Colombia desde el 2002, aprendió a crecer establemente en su economía un 4%, abandonó el miedo a la autoridad, que para los pusilánimes fue confundido como «autoritarismo». Nos enseñó a dejar atrás la «cultura mafiosa» del enriquecimiento fácil, del mínimo esfuerzo. Uribe, un hombre que nació para trabajar y dormir poco. El mismo que cuenta que ante su partera, su padre pidió a su progenitora como primera medida, eliminarle a ese muchacho el miedo. Uribe, el mismo que cambió la mentalidad política del frentenacionalismo para «destetarnos» de políticos mediocres. El líder ausente desde el 48, para ser enviado ahora con toda la capacidad de enraizar en nuestro ser la férrea fe santificadora, orientada a la ejecución de nuestras metas sin permitir los retrocesos de las «oxidadas» camarillas de los partidos que infundían impotencia, e incapacidad para adoptar en directo las decisiones de futuro para el país. Álvaro Uribe tomó la bandera, encabezó esa marcha hacia un Estado estable, seguro y digno, con el sueño de nación atrevida para nuestras familias y la sociedad toda. Y el pueblo sigue a un líder, cuando ese líder ofrece decisión, sacrificio y convicción.

Mientras los incapaces, los débiles de corazón, siguen en el aire pregonando a rabiar con su mediocridad que «es hora de jubilar a Álvaro Uribe», no se dan cuenta que hace rato no tienen los pies en la tierra. Siguen sin interpretar al pueblo que es superior a sus dirigentes. Son cínicos todos ellos, por eso son «seudo políticos» con escarapela de ingratitud y mezquindad. Hasta el atacar con bajeza al doctor Álvaro Uribe Vélez, les ha permitido tener oxígeno, mantener su precaria vigencia, ser registrados por los medios. O sino, yo pregunto: ¿de qué otra cosa y personajes podrían hablar ellos para mantenerse actuales en la política colombiana, indiscutiblemente el tema ha sido, es y será hasta que todos ellos se jubilen: Álvaro utribe Vélez.

*Jhon Lenin Pumarejo es Licenciado en Ciencias Sociales de la Universidad de Antioquia, Historiador de la Universidad Nacional, y Miembro de Número del Centro Independiente de Estudios Sociales y Económicos.