Esta semana, en plenaria del Senado teníamos el último debate del proyecto de ley 347 de 2020 Cámara y 232 de 2020 Senado, autoría del Representante a la Cámara por Antioquia Jairo Bermúdez, que exalta y rinde homenaje al Presidente de la República Marco Fidel Suárez, al cumplirse el primer centenario de su Gobierno.
En Plenaria se repitió la escena que vivimos en Comisión II, la izquierda radical se opuso a la iniciativa del Representante Bermúdez, cuestionando la obra del Presidente Suárez, a pesar de las múltiples razones por las que debería ser exaltado; pues es ejemplar la manera como un humilde joven logró ser maestro de escuela desde los 17 años; en su época adolescente escribió un primer ensayo que se leyó de manera solemne en la Academia Literaria en el Seminario de Medellín, que se llamaba el Utilitarismo; y a los 26 años fue premiado por la Academia Colombiana de Lenguas, con el ensayo sobre la gramática castellana de Don Andrés Bello. Se cree a veces, incluso, que Marco Fidel Suárez fue un hombre de letras extraviado en la política y en la vida pública, pero eso no es así; leyendo su obra “Los sueños de Luciano Pulgar”, se percibe a un jefe de Estado en las letras de Marco Fidel, a alguien que ya estaba pensando en cómo abrir la vía del Pacífico, construir el Puerto de Buenaventura, para poder conectarnos con otras áreas del mundo.
Él fue el que ordenó la elaboración del censo general y el que logró la expansión de las líneas del telégrafo; fue quien dinamizó la industria siderúrgica y logró modernizar la naciente legislación laboral; de hecho, fue él quien firmó la primera ley que consagró el Derecho a la Huelga.
También es muy importante reconocer a Marco Fidel Suárez por el impulso y ejecución de una amplia y novedosa agenda social, como la construcción de “casas higiénicas” para las clases menos favorecidas; por la promoción a la aviación comercial y militar en alianza con Francia; por rehacer los vínculos diplomáticos y comerciales con Washington, que se habían roto por la separación de Panamá, logrando que se protocolizara en el Acta de Hermandad; y también por estrechar los vínculos con los países bolivarianos.
Sin ninguna duda, como estadista, Don Marco Fidel fue, desde todo punto vista, un adelantado a su época; un visionario que plantó en el país las bases para su conexión con el mundo en los albores de un nuevo siglo.
Entonces, ¿cómo explicar la oposición de la izquierda radical a este proyecto? Es claro, dicho sector le apuesta a la deconstrucción histórica, a la eliminación de nuestros referentes como Nación y al lenguaje del resentimiento, la división y el odio. Lo hemos visto en las movilizaciones, con la vandalización y destrucción de monumentos; con los iniciativas legislativas de autoría de sus integrantes, como la de las víctimas de la masacre de Bojayá, mediante la cual buscaron inicialmente endilgar la responsabilidad al paramilitarismo, exonerando a las Farc –verdaderos responsables-; y hasta con los ataques –liderados por Matador- contra nuestra selección de fútbol.
Finalmente, el proyecto se salvó, y tenemos la certeza que, Colombia también lo hará.